miércoles, 7 de diciembre de 2011

Se dice rápido.

No puedo pedir más de lo que tengo sería de muy egoísta.
Cuatrocientos días a su lado, la verdad han pasado muuy deprisa, quizás demasiado, pero no es que se sepa mi vida ni mucho menos, es que en cuatrocientos días ha vivido conmigo. Es cierto que nos podemos pegar miles y miles de días picandonos, sacando lo peor de nosotras, pero al mismo tiempo a los 3 segundos estar tiradas en el suelo muertas de la risa, tiene la facilidad de que con su simple presencia todo vaya bien, de que si  en algún momento me entran dudas de qué es lo que estoy haciendo ella está ahí para recordarmelo, porque es más de lo que un día pedí, me ha enseñado, ayudado, apoyado aunque no quisiera, pero es que acaso, ¿no es esa la verdadera amistad? Esa con la que no siempre tienes que estar de acuerdo, pero siempre estarías dispuesta a darlo todo por ella, esa que con tan solo una mirada sean capaces de entenderse, y esa en la que ya después de tanto una sonrisa se convierte en el mejor regalo, porque es levantarte y ya tener un buenos  días, y acostarte y un buenas noches, es una cantidad de fines de semana juntas, de risas y llantos acumulados, uno detrás de otro sin excepción de ninguno, son paranoias compartidas, tonterías realizadas, son miles de cosas de las cual no cambio ninguna, son miles de razones por las que no la cambio a ella, mi mejor amiga.

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