domingo, 2 de octubre de 2011

Era una mañana de domingo

Cuando se despertó y oyó la lluvia caer, y en ese mismo instante se acordó de él. Quizás porque la noche anterior lo último con lo que se quedo fue con su conversación con él, mientras él le decía las ganas que tenía de que llegara el frío, la lluvia, el invierno en sí; o porque le apeteció pensar en él simplemente. Fuese por lo que fuese tuvo un bonito despertar.

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