Esa sensación de llegar a casa tras una larga cabalgata, en la que por un instante te vuelves una niña pequeña y recuperas toda la ilusión y según te vas quitando la ropa para ponerte el pijama ves como los restos de tu ilusión caen en forma de confetis, y no lo podrás negar, pero la sensación de volver a creer en esa "magia" es capaz de hacerte ir a dormir con una sonrisa y no con los mismos nervios de antes, pero si con nervios porque pase la noche más larga...
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