No hacía otra cosa sino quejarse, reprochaba una y mil veces su cambio de actitud, pedía que todo volviese a ser como antes, pero no, era tarde, las cosas no podían ser como antes, habían cambiado y de una manera muy grande. A ella le tomó casi un año el poder pasar página, el poder recordar esa frase sin que llegase a doler, cuando él volvió a aparecer, a ella le trajo confusión, pero cada vez lo tenía más claro, nada podía ser igual.
Aquellas dos personas que en un tiempo fueron amigos, se convirtieron en perfectos desconocidos, bueno, ella aún lo conocía todo de él, es cierto, pero él hacia mucho que no conocía nada de ella.